Con el Viaje al fin de la noche, de Louis-Ferdinand Céline, como punto de partida, Bárbara Bañuelos nos ofrece otra de sus creaciones apoyadas en el yo autobiográfico que deviene en yo expansivo. Hacer noche es un ejercicio de escucha, una reflexión escénica sobre los cuerpos y sus contextos, una conversación a dos sobre muchos y sobre el poder, la vulnerabilidad y el sufrimiento mental. Este viaje a uno mismo, este encuentro íntimo que desgrana y cuestiona al colono que llevamos dentro, se establece como un diálogo entre Bárbara y Carles Albert Gasulla, licenciado en filología alemana, que habla, escribe y lee en 5 idiomas, pero que trabaja como vigilante en un parking, en el turno de noche, un lugar oscuro y solitario que hace aflorar el estigma. ¿Es Carles un intelectual forzado a permanecer en una zona oscura de la sociedad por su condición mental? He ahí la cuestión. Carles está diagnosticado de esquizofrenia, no recibe una pensión no contributiva porque nunca ha estado hospitalizado. Carles tiene la capacidad suficiente para hacer un análisis de su propia situación con una precisión y una lucidez impecables. Por eso, Carles y Bárbara van a hacer noche hablando, pasarán todo el tiempo equivalente a una jornada laboral de Carles conversando y reflexionando a través de las palabras de Céline sobre la verdadera locura contemporánea. El encuentro irá dibujando un mapa conceptual que servirá para habitarlo con el cuerpo y para crear un contexto en formato audiovisual y escénico que será compartido con el público. Con su proyecto anterior, Mi padre no era un famoso escritor ruso, Bárbara Bañuelos estableció una colaboración con Radio Nikosia, una de las primeras radios creada y gestionada por personas que se relacionan con el sufrimiento mental. Ahí conoció a Carles y ahí se pudo crear y retransmitir una serie de programas relacionados con las artes escénicas en diferentes festivales (Sâlmon o IDEM en La casa encendida, entre ellos), que acogieron la propuesta como una actividad expandida de la pieza documental. Ahí se generó un lugar de encuentro fructífero sobre conceptos comunes que ponen sobre la mesa las artes vivas y el sufrimiento mental. Otras maneras de estar, otros modos de hacer. Carles es una de sus voces más destacadas. Reunidos para hacer noche, Bárbara y Carles abordan cuestiones como el colonialismo, la guerra, la muerte, la precariedad, el entusiasmo, la fiesta, la eficacia o el significado del apoyo mutuo en nuestro tiempo. “Viajar es muy útil, hacer trabajar la imaginación. El resto no son sino decepciones y fatigas. Nuestro viaje es entero imaginario. A eso debe su fuerza”.